Volver al mundo de sensaciones. Eso que siempre se repetía "acercar la arquitectura a la gente" no era otra cosa mas que transmitir. Es el brazo que la arquitectura tiende para entrar en contacto con la gente y muchas veces, en demasiadas ocasiones, no se desarrolla mas allá de un corto muñón. De nosotros depende no perdernos en el camino y no dejar lo esencial a un lado. Como decía un profesor: "En una época en la que la mayoría de los estudiantes se nutren de Internet para obtener información, lo hacen de textos ya elaborados por otros, de relaciones pensadas por otros para otros lugares y otras condiciones, ya no se piensa lo esencial de la arquitectura, no se piensa en lo esencialmente arquitectónico, en lo mas primario del discurso". Todo esto nos crea relaciones confusas y contaminan nuestra capacidad critica para analizar otras obras o simplemente para pensar nuestros propios proyectos. Acabamos creando "Frankensteins" con fragmentos que arrancamos sin vacilación de diálogos ajenos pero eso si, que nos "gustan", creando amalgamas de partes cuyo conjunto es incapaz de expresar nada simplemente porque cada parte no tiene nada que ver con las demás. No me refiero a fragmentos físicos sino a fragmentos de diálogos extraídos.
Empezamos a trabajar con cadenas de ideas, amalgamas pegajosas no fragmentables. Si hablamos de "sostenibilidad" tenemos que hablar también de "verde", de "energías limpias", de "buen rollo"... Con esas grandes rocas es imposible crear nada, debemos hacer el esfuerzo de machacarlas en grano fino para poder tener libertad de actuación en cada minúsculo punto.
Todo esto resulta desconcertante, y mas cuando ya se percibe el final del túnel del periodo estudiantil. Que cantidad de cosas habremos dejado atrás...
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