Caminos por desandar

Hay tanto por hacer, tanto camino por desandar para volver a hacerlo de la manera correcta. A la arquitectura no le hacen falta más iconos que la fribolicen, la alejen del usuario y la metan de lleno en una dinámica de moda y consumo para la que no esta hecha.
Cada cierto tiempo vuelvo a casa. Mi madre siempre recorta para mí artículos de arquitectura que encuentra en sus revistas de moda. Al principio, cuando volvía a casa, me encontraba algún recorte sobre la mesa de estudio. Pero con el paso del tiempo, y con las sucesivas visitas, el número de recortes aumentaba. Ya casi en una sola visita, reuno recortes de grandes rascacielos suficientes para montarme mi propio skyline "chic", la ciudad-modelo donde todos quisieran vivir. Todos esos artículos consiguen que la gente se entusiasme leyendo los impresionantes datos de altura del edificio tal, que lo coloca (aunque casi siempre por poco tiempo) entre los más altos del mundo. Tambien señalan la buena fe del arquitecto autor de la obra, que por el bien de la humanidad y el desarrollo sostenible, ha colocado algunas placas solares en la cubierta, que si todo va bien servirán para suministrar energia limpia a las bombillas que alumbran la antena del edificio.
Hemos hecho que la gente se acostumbre a eso, a que la arquitectura no sea para ellos más que otro motivo para visitar tal o cual ciudad en sus vacaciones de Semana Santa, hacer un par de bonitas fotos y volverse a sus casas. Las periferias urbanas carentes de urbanidad.

"Construimos fragmentos y fragmentos dentro de los fragmentos, con densidades cada vez más bajas y con especializaciones funcionales cada vez más acusadas, mundos residenciales purificados de cualquier adherencia. ¿Es de extrañar que, en estas circunstancias los nuevos paisajes residenciales esten cada vez mas vacios de actividad, sean más carentes de vitalidad urbana?[...]"
Ramón López de Lucio
"Construir ciudad en la periferia"

En definitiva, es "trabajo sucio" el que le hace falta a la arquitectura, el de abajo, el que nadie quiere. El trabajo de los presupuestos ajustados, materiales de saldo y constructor cabrón. En unas cotas donde los arquitectos que sobreviven son los que no tienen criterio o lo tienen totalmente distorsionado, arquitectos que van con correa, fieles, dispuestos a sistematizar lo que haga falta, a rellenar con hormigón lo que se precise, a firmar cualquier plano, pañuelo o servilleta usada que se les ponga por delante. Son los héroes olvidados de la modernidad.

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